“El pistolero apuró su whisky, dejó algunas monedas sobre la barra y salió del salón. La calle estaba desierta y el sol caía a plomo. Varias cortinas se agitaron tras las ventanas. Parece que tendremos público, pensó el pistolero mientras, por debajo del poncho, soltaba el seguro de su Colt. Oyó el tintinear de unas espuelas, y vio a Bronson salir de la barbería y plantarse a veinte metros delante de él. “Aquí estamos”, le gritó el bravucón al que días atrás había humillado delante de todos. “Sí, aquí estamos”, respondió el pistolero. “¿Y bien?”, preguntó Bronson. “Bien”, respondió él. Eran los mejores con el revólver, pero cuando se ponían a hablar...”
Fragmento extraído de “Un año en Facebook”.
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