martes, 5 de febrero de 2013

Informáticos y otros bichos raros

Informáticos, físicos, ingenieros de telecomunicaciones. Ninguno de ellos tiene buena prensa, la verdad. El estereotipo los describe como gente poco preocupada por el vestir, escasamente dotada para el baile y con nula capacidad para interactuar con otros seres humanos. La definición también funciona en sentido contrario. Es decir, que si en el supermercado te cruzas con alguien que lleva la camisa abotonada hasta el cuello y metida por dentro del pantalón, o si en una discoteca ves a alguien que baila como si no tuviera rodillas, o si en la boda de un primo tuyo te sientas a la mesa con alguien que ya en los entrantes te está contando anécdotas sobre el rodaje de Blade Runner, hay muchas probabilidades de que todos ellos, el de la camisa, el bailarín, el friqui cinéfilo, se ganen la vida trabajando en el ramo de la informática. Esto es así y punto.

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Sorprendentemente, el mundo tal y como lo conocemos funciona hoy gracias a profesionales como ellos: tipos que utilizan la frase “que la Fuerza te acompañe” para despedirse de su abuela ingresada en el hospital, o que saludan con el signo de Star Trek al responsable de recursos humanos que va a realizarles una entrevista de trabajo, o que todo lo que saben del sexo lo han aprendido en webs de dudosa reputación, o que se atreven a combinar pantalones de cuadros y camisas de rayas con inconsciente desparpajo. Piensa por un momento en todo lo que depende de gente así. No, en serio, piénsalo. Redes de comunicaciones, de distribución eléctrica o de agua. Transacciones financieras. Industria farmacéutica. Seguros. Sistemas de control marítimo y aéreo. Tráfico rodado. Gestión de residuos químicos y bacteriológicos. Silos de misiles intercontinentales. ¿Tiemblas de inquietud, lector? ¡No lo suficiente! Mientras lees este post, centenares de miles de puestos estratégicos están siendo gestionados por un ejército de programadores a quienes probablemente no confiarías ni tu mascota. Tipos como...

...Mauricio Donetti, informático de treinta y tres años, virgen, que comparte piso en Melbourne con dos amigos que le quitan parte de la paga que sus padres le envían todas las semanas. Es administrador de sistemas en una empresa que trabaja con virus letales. A veces, cuando sus compañeros de piso le han humillado más allá de lo soportable, Mauricio ha pensado robar una cepa de Ébola de su laboratorio para llevarla a casa y darles un buen susto.

...Kevin Graves, ingeniero norteamericano de cuarenta y dos años, virgen, que recita diálogos enteros de El retorno del Jedi en cuanto el alcohol se le sube a la cabeza, y vive en casa de sus padres, en Minessota, en una habitación llena de posters de Dungeons&Dragons. Kevin no tiene pareja pero está firmemente decidido a llamar Gandalf a su primer hijo. Trabaja en horario de oficina como administrador de bases de datos de la CIA, o sea que la seguridad nacional de los Estados Unidos depende de gente como él.

He visto Tron Legacy doce veces


...Emily Marshall, ingeniera de software, virgen, actualmente reside en Singapur y está acabando de leer el segundo volumen de 50 sombras de Grey. Se ha jurado a sí misma que su primer novio también será multimillonario y pilotará un helicóptero. Mientras llega ese momento, Emily se encarga de una aplicación de inversiones en bolsa de la que depende la mitad del sureste asiático.

...Andrés Torres, ingeniero informático natural de Burjassot. Experto en software libre, que es otra manera de decir que el tipo es virgen, Andrés suele decir de sí mismo que es un tío independiente y maduro, aunque los lunes y jueves lleva una bolsa de ropa sucia a casa de su madre para que ésta se la lave. Programador en el CNI, Andrés y otros compañeros suyos se encontrarían en la primera línea de defensa en caso de que España fuera atacada, lo que sin duda es una garantía y nos permite respirar mucho más tranquilos.

...Ali Shamradi, programador indio de cuarenta y tres años. Utiliza un despertador con la cara de Gollum que dice Mi tesssoro, Mi tesssoro cuando la alarma se pone en marcha. Colecciona figuritas de plomo de Willow y programa una aplicación de correo electrónico utilizada por millones de personas. Un despiste de Ali a la hora de codificar las instrucciones y miles de millones de correos electrónicos privados (textos de amantes, burlas contra jefes, traiciones empresariales, declaraciones de amor nunca enviadas) podrían hacerse públicos en un santiamén. Que la civilización siga como hasta ahora depende de que Ali siga centrado y tranquilo.

...Scott Baker, analista de treinta y cinco años de la NASA, virgen, que lleva varios días sin pegar ojo por culpa de un malentendido con una chica muy guapa que viajaba junto a él en el autobús. Hoy tendrá que programar el algoritmo que gestiona el nivel de oxígeno de la estación espacial internacional. La vida futura de dos astronautas rusos y tres norteamericanos va a depender de que Scott deje de pensar por un momento en esa chica del autobús.

¡Te estás perdiendo un fiestón! Beberemos Bitter Kas y luego jugaremos a las adivinanzas



El informático llevaba varios días inclinado sobre su ordenador sin hablar con nadie, y sus compañeros de oficina empezaron a extrañarse. “Ni siquiera un tío raro como él estaría tanto tiempo callado”, dijeron. Alguien se acercó y le preguntó: “Eh, tío, ¿estás bien?”. Y resultó que no, que no estaba bien. De hecho, llevaba muerto algún tiempo.”

Fragmento de “Un año en Facebook”.

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